El Poder y la Sutileza...

Sin dudas, las grandes democracias del siglo pasado han sido creadas por políticos enormes de la talla de Winston Churchill o Charles de Gaulle, más tarde sustentadas por líderes inconmensurables como Ronald W. Reagan en los EE.UU. o José María Aznar en España. Todos visionarios, pero sobre todo, con un gran tacto de la modelación del presente y el lineamiento futuro de sus respectivos países.

En la misma medida, pero con sentido inverso nacieron las autocracias, con individuos perversos de inteligencia superlativa como la de Fidel Castro en Cuba o subnormales como Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua. Y eso ocurre, porque cuando censuran directamente, cuando envían a las fuerzas leales a reprimir salvajemente, cuando mandan a la cárcel a alguien que usa palabras que no le gustan, ya no necesitan sutileza, dedicación ni delicadeza.

Por otra parte; estos dictadores han sufrido en el tiempo, los efectos de la permanencia en el poder, ese poder que los ha llevado a la ceguera.

Esa es la gran paradoja. Porque para tomar el poder, hay que ser capaz de comprender a los demás, incluso en un sistema autoritario. Pero cuando se llega a ese nivel superior, definitivamente se pierde aquella capacidad y se vuelven más centrados en si mismo. Los que los rodean - convertidos ya en aduladores en vez de consejeros - comienzan a decirles lo que quieren escuchar, el pueblo se somete y paradójicamente, se diluyen todas las facultades que les permitió alcanzar el encumbramiento.

A pesar de que aparece un tenue vuelco hacia la derecha, Latinoamérica se ha poblado en el tiempo de políticos oportunistas que cada mañana se miran en el espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte.

En la memoria colectiva de estos países, sus gobiernos siguen siendo sinónimo de caos y beneficio para muy pocos. Es decir; de la puerta del palacio para afuera, comunismo y puertas adentro, burguesía total.

La gran diferencia con los sistemas democráticos es que existen controles y equilibrios, pero por sobre todo y en todo caso, se intenta que los mandatarios no permanezcan demasiado tiempo en el poder. Las grandes democracias del mundo así lo demuestran...